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domingo, 5 de febrero de 2017

Demasiados (poco) críticos

Hay demasiada gente crítica. El reproche hacia acciones de los demás viene infundado por una educación social bastante pobre, en la que se transmite más competitividad y deseo de ser como otras personas que una conciencia de colectividad que nos ayude a vernos dentro de una comunidad, en la que iremos progresando siempre que la comunidad progrese (probablemente ayude el vivir en una sociedad basada en el capital [véase la entrada de ayer]). La descalificación y el desmérito hacia los demás está a la orden del día.

Paradójicamente, junto con un gran volumen de gente que critica coexiste el hecho de que se desarrolla menos el pensamiento crítico, ese pensamiento que cuestiona todos los dogmas y toda la información que nos llega a nuestra manos con el fin de querer comprobar su verosimilitud. ¿Vamos a creernos lo que nos digan porque sí o vamos a buscar el conocimiento por nuestra cuenta? Prefiero mantener la lucha contra la ignorancia que creer a pies juntillas lo que a un medio/un profesor/una persona le apetezca decir. La fe hay que dejarla únicamente para el campo de la religión (siendo esta necesaria para asumir las creencias, la persona que quiera asumirlas).

Yo me posiciono en cuestionar hasta el dato más obvio, y si confío y asumo un conocimiento, será por la demostración del mismo ante una comunidad que lo cuestione.

La experimentación es la base de la ciencia, que es la matriz del conocimiento

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